Cuando el Dragón Encuentra la Máquina

Escribo esto no como guía para ganar, sino como una elegía para quienes confunden el azar con control. Crecí en un hogar donde mi padre citaba a los Analectics y mi madre codificaba hasta la medianoche—sus manos firmes en el ritmo del silencio. Aquí, los dragones no rugen por miedo; los tigres no cazan porque se entienden. Las apuestas son sobre números generados por máquinas. Dragon-Tiger no es suerte: es poesía escrita en tiempo real.